En la estancia de Qanqoripa vivía la Sra. Ambrosia, era pastora de ovejas y
cabras; nunca salió del paraje sólo venías los compradores y forasteros a su
estancia; y por uno de los forasteros sufrió un abuso de violación por cuyo
motivo tuvo una hija llamada Remigia; era una niña hermosísima pero nació
tuertita. La niña a medida que iba creciendo también fue pastora, se acercaba
al puquial a beber el agua al pie de la montaña puca puca y en la pequeña
laguna formada por el puquial al fondo protegido por las rocas existía el apu
convertido en batracio; tenía la costumbre de conversar con el apu y le
preguntaba pro su destino. Al transcurrir el tiempo hasta la edad de 14 años también
sufrió la violación de un forastero buscador de oro por cuyo hecho a los 9
meses parió a un niño ayudado por las manos de su madre; el niño de nacimiento también
fue tuertito. El hombre abusador de la niña vivía en Lima en su residencia; por
las noches sufría pesadillas y no podía dormir, en sus sueños aparecía la niña
Remigía llamándolo, el hombre no podía vivir tranquilo, casi enloquecido
arrepentido de su obra retornó a la estando de Qanqoripa a pedirle perdón a la
niña Remigia y a su madre, cuando llegó a la estancia, se enteró mediante la
boca de la madre que Remigia había muero pariendo a un niño también tuertito,
al saber el hombre que el niño era su hijo por lástima lo recogió y lo llevó a
su residencia en Lima. El niño vivía en la residencia, el padre y sus hermanos tenían
vergüenza de este niño andino, nunca lo enviaron al colegio, solamente le
enseñaron a leer y escribir en la casa, el niño con el pasa del tiempo fue
convirtiéndose en adulto y por lo tanto tenía salida a la calle y se iba al
mercado de la parada a cargar bultos y se convirtió en castorcito. Un día
retornó a la casa al ver que estaba cerrada la puerta tocó el timbre a cada
momento pero no le abrieron la puerta, de pronto por la ventana del segundo
piso le arrojaron sus ropas, entonces el niño ya adulto se imaginó que lo
estaban botando de la casa. Entonces se preguntó en sí, dónde viviría, a dónde
ir, deambulando salió de la ciudad grande y se fue hasta las orillas de una
profunda quebrada por donde discurre un rio inmenso y también por las cimas de
las montañas existía una carretera que va hacia los andes, de la carretera bajó
y construyó su cabaña al pie de la carretera, vivía en esta cabaña y retornaba
al mercado de la parada a cumplir con sus tareas, pero un día llegaron al lugar
los buscadores de oro, lo arrojaron también de su covacha aduciendo los buscadores de oro
que eran sus propiedades, entonces el niño ya adulto retornó hacia los andes
hasta las orillas del Río Chanchamayo, cuando quería cruzar el rio, el rio
estaba lleno de agua atormentada que no lo dejó cruzar, al voltear por las
laderas de una montaña llegó al borde de una inmensa catarata que caía,
entonces al fondo de la catarata existía una inmensa laguna de agua
transparente, cuando miró a las planicies, existían hermosísimas tierras para
cultivo, el niño adulto acostumbrado a la siembra abrió canales de riego y convirtió
esa enorme planicie en inmensas chacras de cultivo, pasaron así los años de
pronto al lugar llegaron los indeseados de mundo civilizado, locos,
delincuentes, criminales, corruptos, prostitutas y le clamaron posada al niño
adulto, el niño adulto les dio la posada ero les obligó que se bañaran en la
laguna cristalina puesto que estaban enfermos con el cáncer del mundo
civilizado y todos crearon un inmenso paraíso de abundancia. Crearon su pueblo
y vivían en paz, también llegaron los ex presidentes clamando piedad, pidiendo
posada en el paraíso, pero el niño adulto
les dijo que ellos eran los culpables del cáncer en el mundo civilizado,
pero le contestaron que ellos también eran víctimas del sometimiento del sistema imperante, también se quedaron en
el paraíso a vivir con ellos, la vida proseguía en armoniosa pasión. Un día al
eclipse del sol otra vez llegaron los buscadores de oro y les solicitaron a los
residentes abandonar el paraíso ya que eran sus propiedades, entonces los
residentes de paraíso no quisieron salir y se enfrentaron a los buscadores de
oro, los buscadores de oro trajeron sus armamentos de toda calaña amenazaron
matar a todos los residentes si no salían de paraíso iba a suceder un
holocausto en el paraíso, pero llegó Abraham Lincoln y manifestó que ellos no habían
hecho las leyes y que él no había libertado a los hombres para este momento, también
llegó Jesucristo, abogó por los residentes del paraíso y les dijo a los
buscadores de oro de qué vale su ciencia en ese mundo de civilizados si esa
ciencia he engendrado a la muerte y cada vez más va multiplicándose para
aniquilar la vida en el mundo entero.
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