Ayacucho
prenda del alma.
Porque
pretendes que me vaya
Sin retorno me
voy
Ayayay
madrecita mía
Callecita de
mis sufrimientos
No dejes que
mi sangre
Se seque en tu
suelo
Con mi sangre
Riégalo al
trébol
Déjalo que
fluya por los ríos
Ayayay
campanita de Huamanga
Te encargo a
mi madre
Cuidado que
hagas llorar
Y si muero en
mi confundida esperanza
Quellpuycuy
mamaytaqa
Quellpuycuy
mamaytaqa
En silencio
todos los presentes escucharon cantar, entristecidos están, sorban el trago amargo
para calmar el momento, aquel momento de decisiones, entre tanto, doña Ignacia
se acercó a Edita y manifestó
Por qué cantas
así hijita, acaso algo estas declarando?
Mamita,
solamente estoy despidiéndome de todos ustedes, pronto partiré a Lima, contestó.
Hijita, no
entristezcas a tu corazón, tampoco a los tuyos, yo sé de tus emociones, tu
nombre siempre estará en el aural del cielo, repuso Ignacia.
Hay madre, tú
no sabes nada de la vida de esta paria, si supieras, a mi cadáver aventarías a
los perros, contestó.
De que te
culpas hijita, ¿Qué te sucede?, interrogó,
Nada que valga
la pena, contestó.
Algo
desgraciado ciento en mi corazón, mejor no vayas a Lima, dijo Ignacia.
Tengo que ir,
es el destino que me llama, manifestó
Aún es tiempo
a que te desanimes, repuso.
No! , Pronto
llegará el automóvil de mi esperanza, en ella me iré, hasta la entrada del
túnel de lo desconocido, contestó Edita.
Si eso es tu
decisión, yo estaré clamando al Qaerhuapazo por tu retorno, contestó.
Cuando los
perros aúllen en los caminos, es porque estoy retornando, cuando las campanas
de Huamanga doblen, estaré tocando tu puerta mamá Ignacia, manifestó.
Hijita, ya
deja esta guitarra, vamos a que duermas tienes que levantarte a las cuatro de
la mañana, dijo Ignacia y se fueron a dormir.
A las cuatro
de la mañana se despertó, de un salto se levantó de la cama, en silencio
caminó, entrando a la alcoba de mama Ignacia, con un beso en la frente la
despertó, Ignacia rauda se levantó,
Hijita no te
vayas, le dijo
Tengo que irme
mamá Ignacia, contestó
Las dos
mujeres se abrazaron en despedida profunda, ambas lloraron, hasta que Edita
salió por el portal de la casa, estando en la calle, siguió llorando con rabia
y pena, mientras también en la casa, lamentaba la partida de Edita, cómo
detenerla, cómo cambiar el destino para qué esta alma no siga cabalgando en el
potro de la muerte.
Huahuallay
churillay
Huarmaraqmi canqui
Amaya
causayniquita
Huañuyman quychu
Huaytaycuyraqya
sisanycuyraqya
Ichapas
sapiyqui
Huachanman
qaton runata
Ichapas
sapiyqui, huachanman
Allin runata
Musuq runata
Hijita mía
Aun eres joven
No entregues
tu vida a la muerte
Florece
todavía
De repente de
tus raíces
Salgan hombres
grandes
Hombres nuevos
Ignacia se
quedó sola cantando, hasta que los gallos anuncian el esplendor de un nuevo
día.
El bus
Ayacucho Lima dejó atrás a la ciudad, Edita está sentada en el asiento, está callada
y pensativa, allá en Lima le esperan
nuevos retos, retos que deberá llevar al éxito, eso es su propósito, tal vez la
derrota le espera, pero ella sabe lo que tiene que hacer, no en vano se ha
bautizado en mil combates, hasta ahora está invicta, no ha recibido rasguño
alguno del puñal en las lías acaecidas. Llegando a Lima, alquiló un pequeño
cuarto en Villa El Salvador, el cuarto es sólo para dormir, no existen
evidencias en el recinto, su cuartel de combate está en la quebrada la tinaja
camino a olleros. El camarada Pascual es su contacto, ellos no se conocen
físicamente, Pascual trae las ordenes y los mensajes del partido, lo deja en la
profundidad de la quebrada la tinaja, por las noches se entera y ejecuta sin
miramientos, las ordenes tiene que cumplirlas aunque la muerte le sorprenda.
Edita prepara
su manifiesto en la quebrada, ha tendido la mesa de las ofrendas, conversó con los
auquis, entregó su alma a las montañas, las montañas saben el momento, momentos
para la acción y su protección, en la oscuridad se puso a cantar el Ayataqui de
sus ancestros.
Qaton yana
qocha pacha
Chay
sonqoyquipi tuytuycachihuay
Yahuartam sutuchisaq
Cay toqo
llaqtapi
Toray toray
Caypaqchiqui
huachahuaranqui
Caypaqchiqui
causani
Toray toray
Laguna negra del mundo
Déjame navegar
en tu corazón
Voy a derramar
sangre
En este pueblo
obsceno
Para esto me
has parido
Para esto vivo
Escuchen,
escuchen
HUAMAN POMA II
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