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miércoles, 18 de diciembre de 2013

MANUAL DEL PERFECTO AMANTE


Sentémonos juntos
en el pedestal del paraíso
deja que nuestros ojos
confundan su centellante emoción
al grito del corazón
nuestro respirar falleciente de amor
anuncia, el despertar del alma enamorado.
Solo quiero sentir tu calor
el rose de tu cuerpo con el mío.
Eso será suficiente para entender
la condena que llevamos
una condena de entrega de
cuerpo y almas, y el juicio
nos persiga por siempre.

Hoy me he despertado emocionado, en esta mañana fresca, he salido al jardín de la casa, las flores con los primeros rayos del sol abren sus pétalos con libertad, como ofreciendo su hermosura a todo ser viviente para que gocen de ella y encuentren la razón de la existencia del amor.

Avejuelas vuelan, disfrutan del almíbar de las flores, mariposas copulan en éxtasis de placer, las tórtola llegan al paraíso del jardín copulan también y se van, los batracios en las lagunillas, en un letargo placer copulan, que hermoso es la vida natural, sin tapujos ni cadenas que aten.

El amor es libre como el viento, como las olas del mar que van golpeando a la roca maciza, y de ella va naciendo la forma del placer y toma sentido la existencia, pero la libertad se pierde con la civilización organizada en sociedades, produciéndose dentro de estas sociedades, problemas complejas que por sí misma se van corriendo, el sentido del amor es en profano según el entendimiento de esa sociedad cualquiera que fuera.

El amor no es profano, es natural y espontaneo, seguro que también tiene sus propias características de acuerdo a su hábitat donde se desarrolla. El hombre es polígamo por naturaleza, no se puede detener ese curso lógico de la metamorfosis, hacerlo significa condicionarlo a un régimen ideológico, ya sea religioso o de castas dominantes.

Quiero decir, con esta hipótesis que demando, no recurro al lado clínico de la psicología del comportamiento del hombre, yo recurro al curso práctico del hecho del arte amatorio, considero sublime a este acto de amor infinito que se consume entre el macho y la hembra, o entre el varón y la mujer.

Las sociedades organizadas corrompen al amor y someten con leyes a su semejanza, se denomina a la convivencia natural, en matrimonio obedeciendo a sus cánones para ser partícipes de esa sociedad organizada, si no fuera así, están privados de los privilegios que otorga esa sociedad.

El matrimonio se convierte en una célula de organización social y está sometido a una serie de parámetros de control, por lo tanto, pierde el carácter natural del amor, pero nadie es capaz de soportar a esos cánones sigilosamente rompen o violan a esas leyes, es cuando nacen, que antiguamente se denominó concubinas, con el modernismo universal, hoy se le llama amantes.

En este caso veremos a esos amantes producto del desequilibro social, en la que he considerado en amantes buenos y amantes malos, bajo la premisa poética de la conciencia:

Quiero ser un secreto en tu vida
para entender
las quejas de tu corazón
quiero con mis dedos
recurrir todo tu cuerpo
para apoderarme
de tu sentimiento.

Por un instante siquiera
palpar quisiera lo jadeante
de tu vientre
escuchar el latido de tu corazón
el llamado de tu alma
eso será suficiente
para amarnos en secreto
más allá de lo imaginable.

Como, porque y desde cuando se gestan estos hechos del amantazgo, esto sucede desde la aparición de grupos humanos en sociedades, cuya bases son la sujeción del hombre a un sistema con la aparición de las religiones dominantes, que posiblemente nadie estuvo de acuerdo con la sujeción del amor, y tenían que delinquir a sus leyes, que muchas veces fueron condenados a muerte por haberse amado a otro u a otra que no sea su cónyuge. Por supuesto que esto crea una consecuencia de abuso en todo el sentido del amor, hay víctimas, también hay amalgamas de amor en secreto.


Los tiempos modernos demandan posiblemente algunos parámetros de comportamiento de los amantes, y deben ser comportamientos de conciencia, ser consecuentes con los resultados del amantazgo, resolverlos mutuante  cualquier hecho negativo y gozar del amor si los resultados son óptimos.

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